domingo, 25 de mayo de 2008

Yo necesito saber.


Había vuelto un domingo en la mañana, yo lo esperaba parada en la puerta echándome aire cada segundo pues el calor consumía cada gota de agua que traigo en el cuerpo, lo vi llegando con el pasito apresurado que lo distinguía de los demás, ese porte de galán adinerado (que por lo cierto ni un centavo tenia) y las gafas a lo Héctor Lavoe pero algo sucias por el viaje.

Luego de abrazarme me miro a los ojos, aquellos reflejaban sueños que ni Dios conocía y unos cuantos secretos que llenaban de amargura su corazón de aventurero.
No podía evitar mirarle a la cara aunque el en varias ocasiones me pidió que no lo mirase mucho porque se sentía perturbado y yo tan solo bajaba la cabeza y pensaba en lo bueno que se pondría el día si el cambiara de humor.

Salimos por el parque y me senté en una banca, encendí un cigarro de esos que son muy fuertes y que te producen mareos, el me miro por un buen rato luego se paro y comenzó a caminar apresurado; yo no entendía que era lo que estaba pasando trate de pensar que no era nada malo pero igual decidí por pararme e ir tras el.

Cuando le pregunte que era lo que pasaba solo me contesto “Nada en especial”, de repente mi cuerpo y mi alma se sintieron afligidos me dolía el interior de mi, ese dolor que se siente en el pecho cuando te sientes angustiado, esa inseguridad de que algo no anda bien, ese temor al cual no conoces.

Pasaron dos días mas y lo sentía alejado de mi, apenas me hablaba y ni siquiera me contestaba cuando le iniciaba una conversación, y yo sufría en cada silencio de su alma, en cada instante de mi corazón dispuesto a entregar amor y el rechazando sin darme una razón y yo lloraba con la cabeza baja para que no pudiese verme, pero el no se fijaba en eso, siempre le oía decir “Te debe dolor algo” , y si me duele algo, me duele el amor y el corazón.

Una noche me salí de la casa y fui hacia un parque cercano, me senté en el gras húmedo que empapaba mi cuerpo y mi alma, la humedad del ambiente se sentía como un abrazo de un ser que te desea mal y de repente pensé, pensé tanto que sentí que mi cerebro estaba agotado fue entonces que me pare y regrese a casa casi corriendo para que nadie se de cuenta de que me había escapado en la madrugada, pues aquella ciudad era peligrosa y pudo haberme pasado algo.

Al día siguiente se sentó a lado mió y me abrazo muy fuerte, fue entonces que descubrí el misterio de sus ojos, aquel acertijo que su corazón ocultaba con mucho empeño y con la gran necesidad de ser conocido; lo entendí con tanta perfección que el corazón lo sentía muerto pero seguía latiendo, “Es que ya no me amas” –dije yo- y el tan solo me miro y con una vocecita de miedo y casi en silencio me dijo “He vuelto para romper la promesa que ata a tu corazón, pero seré parte de tu vida por el resto de tus días y cuando te levantes un mañana pensaras en mi como un recuerdo lejano…”.

Estoy dando vueltas mirando al cielo, porque se que mi verdadero amor un día llegara y seré feliz para siempre…
…Porque sin amor no hay gloria.

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